El Peloponeso, esa enorme península unida al continente europeo por el istmo de Corinto, es la semilla de la cual brotó el Estado griego moderno. Por eso fue precisamente en Náfplio, la más encantadora de sus ciudades, donde se estableció entre 1829 y 1834 la primera capital de la Grecia libre.
NÁFPLIO
Con sus impresionantes castillos, sus pavimentos de mármol y su homogénea arquitectura neoclásica, la elegancia sin par de esta pequeña ciudad deja maravillado a todo el que la visita. Surgió en el siglo XIII y fue objeto de toda clase de asedios durante las incesantes luchas entre Venecia y Turquía por el control de los puertos de la región. Ocupa el lado norte de una península del golfo de Argos y está protegida por la isla fortificada de Bourtsi y por las fortalezas de Acronauplia y Palamedes.
Bourtsi, ubicada al norte del muelle de Náfplio, protegió durante años la única entrada navegable de la bahía, que podía ser cerrada con una cadena extendida que iba desde esta isla fortificada hasta la misma ciudad.
Acronauplia era el lugar donde se encontraba la ciudad bizantina y cuenta con las ruinas de cuatro castillos. El barrio medieval que se encuentra en la parte oeste de la ciudad es el resultado de la segunda ocupación veneciana. Lo más significativo que perdura es el relieve del siglo XV del león de San Marcos en la entrada y el llamado castillo de los Griegos que en la actualidad alberga la torre del reloj.
Palamedes es una gran ciudadela veneciana construida entre 1711 y 1714 para defender a la ciudad del ataque de los turcos, pero cayó en manos otomanas tras un breve asedio en el año 1715, apenas un año después de haber sido terminada. Es el complejo de este tipo más grande de toda Grecia. Desde sus ruinas se puede disfrutar de vistas incomparables de la ciudad y de sus alrededores.
En Náfplio destacan la catedral de Agios Geórgios, que fue originalmente una mezquita construida durante la primera ocupación otomana, así como algunas fuentes que datan de la segunda ocupación. También es importante visitar el Museo Arqueológico por su exhibición de objetos premicénicos procedentes de varios yacimientos locales y, muy especialmente, por las peculiares figuras votivas femeninas de Micenas que datan de 2300 a.C. Asimismo, resulta de interés el Museo de Arte Popular que está dedicado al arte textil.
Cerca de la ciudad, a tan sólo cuatro kilómetros, se halla el manantial de Cánatos, el antiguo Amymone, en el que, según cuenta la leyenda, se bañaba Hera todos los años para renovar su virginidad.
EPIDAURO
El santuario de Epidauro, que fue un famoso centro religioso y terapéutico en la antigüedad dedicado al dios sanador Asclepio, es más conocido por su grandioso teatro diseñado por Policleto el Joven a finales del siglo IV a.C. Famoso en todo el mundo por su acústica casi perfecta, el mismo atrae no sólo a cientos de turistas interesados en someter a prueba sus cualidades vocales, sino también a grupos de teatro profesionales que ponen en escena sus obras durante el festival estival de teatro clásico que se celebra en él anualmente.
El teatro de Epidauro tiene la única orquesta circular de la antigüedad que aún se conserva. Rodeando a ésta y orientada hacia el norte se encuentra la cavea, de ciento catorce metros de ancho, que está dividida en bloques de treinta y seis escaleras. Las treinta y cuatro primeras filas datan del siglo IV a.C. y son originales, mientras que las veintiuna de más arriba fueron adicionadas posteriormente por los romanos.
En las extensas ruinas del santuario de Asclepio todavía pueden apreciarse restos de algunos de sus antiguos monumentos, suspendidos en medio de la abrumadora belleza del paisaje griego.
LAS ISLAS ARGO-SARÓNICAS
Este grupo de islas se encuentra situado muy próximo a Atenas. Por tal razón, no sólo se hallan siempre repletas de atenienses en busca de sus exuberantes paisajes llenos de pinares, campos de pistachos y bahías de aguas cristalinas, sino que cada una de ellas forma parte de la propia historia de esa ciudad.
HIDRA
Egina, Hidra, Poros, Salamina y Spétses son todas muy especiales, pero el enorme desarrollo social y cultural de las Argo-Sarónicas, que tuvo lugar principalmente debido a las riquezas obtenidas a través del comercio marítimo, es más fácil de apreciar en la belleza arquitectónica de Hidra o en las casas señoriales y los edificios públicos de Egina, en la que destaca el templo dórico de Afaya. En el caso de Poros, al estar separada del Peloponeso solamente por un estrecho canal, apenas uno tiene la impresión de estar fuera de dicha península a pesar de su gran encanto. En cualquier caso, con independencia de sus individualidades, todas las islas de este grupo poseen algo en común: su distintivo aire cosmopolita que nos recuerda su enorme proximidad con Atenas.
EGINA
Desde este hermoso lugar tan cercano y unido simbólicamente a la ciudad que nos sirvió como punto de partida en nuestro recorrido por Hellas, nos despedimos de este cálido y maravilloso país.
Les agradezco su visita y les recuerdo que el recorrido no termina aquí. De hecho apenas acaba de comenzar. Nuestro próximo encuentro será en Turquía, en la región conocida como la Costa Turca del Egeo.
Hasta pronto entonces.