La bella Estambul, dividida por el estrecho de Bósforo que une el mar Negro con el mar de Mármara, está situada justamente en el punto de encuentro de dos continentes: el europeo y el asiático. Es por eso que una parte de esta ciudad está en Europa, mientras que la otra se encuentra en Asia. Esa particular dualidad geográfica y cultural se pone de manifiesto en todos los aspectos de su vida, por lo que a lo largo de su historia nunca ha cesado de debatirse entre esos dos mundos que conforman su rica y compleja identidad.
LA MEZQUITA NUEVA
Las barrios más importantes de la ciudad son el del Bazar, Sultanahmet, Beyoglu y el Serrallo. La inmensa mayoría de los monumentos, mezquitas, iglesias, museos, palacios, baños turcos y bazares de Estambul están localizados en estas áreas.
La Mezquita Nueva, cuya construcción finalizó bajo el mandato de la madre del sultán Mehmet IV en el siglo XVII, es una de las primeras imágenes que nos viene a la mente cuanto pensamos en el puerto de Eminonu, pues ella lo corona. Este ajetreado puerto ocupa un lugar prominente en el intenso ritmo de la ciudad. De sus muelles parten la mayoría de los transbordadores que parten desde Estambul hacia un sinfín de destinos, incluidos los que llevan a cabo el conocido recorrido por el estrecho de Bósforo. En él se origina también el puente Gálata que atraviesa la desembocadura del Cuerno de Oro que está considerado como el puerto natural más grande del mundo.
LA TORRE GÁLATA
Beyoglu está situado en la colina del mismo nombre y se halla al otro lado del llamado Cuerno de Oro. Es uno de los barrios más populares de Estambul y ha sido tradicionalmente el hogar de los extranjeros. Está dominado por la torre Gálata, una torre circular de sesenta y dos metros de alto, con tejado cónico, que fue construida por los genoveses como parte del conjunto de sus fortificaciones en el año 1348. Durante muchos años la misma fue empleada para detectar desde lo alto los incendios en la ciudad.
Posteriormente la torre Gálata fue destinada al turismo lo cual ha sido una bendición para los visitantes y amantes de la fotografía. Desde ella se pueden obtener las vistas panorámicas más impresionantes de la ciudad.
EL GRAN BAZAR
El Gran Bazar fue fundado en 1453 por Mehmet II y es uno de los lugares más típicos de la ciudad. Siempre abarrotado y bastante ruidoso, es a toda hora el centro de la más frenética actividad comercial. Este laberinto de callejuelas cubiertas por bóvedas cuidadosamente pintadas y repleto mercancías provenientes de todas partes del mundo, refleja como ninguna otra cosa la simbiosis entre lo asiático y lo europeo que es tan característica de Estambul. Es posible acceder a él por varias puertas, pero las dos más utilizadas son la de Beyazit y la de Nuruosmaniye.
EL BAZAR EGIPCIO
No menos importante es el Bazar Egipcio, o de las Especias, mucho más manejable que el Gran Bazar por el hecho de ser más pequeño. Se construyó en el año 1660 y tradicionalmente se le ha asociado con la venta de especias, aunque su oferta es en realidad mucho más variada. Se encuentra prácticamente al frente de la Mezquina Nueva y fue edificado como parte del mismo conjunto. Las callejuelas que lo rodean están impregnadas del espíritu de la vieja ciudad. En ellas siempre hay tiempo para sentarse a tomar un té o comer algo mientras se escuchan las bocinas de los barcos que parten del puerto de Eminonu.
LA BASÍLICA DE SANTA SOFÍA
En Sultanahmet, separados únicamente por la enorme plaza que da nombre a este barrio de Estambul, se encuentran colocados frente a frente dos de los monumentos más destacados de esta ciudad: la basílica de Santa Sofía y la Mezquita Azul. Muy cerca de ellos se hallan también los restos de lo que fuera durante mil años el Hipódromo de Bizancio y la famosa basílica de la Cisterna.
La basílica de Santa Sofía, o de la Santa Sabiduría, tiene más de mil cuatrocientos años y fue la más importante de todo Bizancio. Diseñada como un espejo terrenal del Paraíso, su interior intenta transmitir a los hombres el encanto celestial. Está considerada como uno de los logros más grandes de la arquitectura mundial. Fue construida sobre dos iglesias más antiguas en el año 537 durante el reinado del emperador Justiniano. Los otomanos la convirtieron en una mezquita en el siglo XV, agregándole sus alminares y fuentes. El exterior tuvo que ser reforzado para que pudiese soportar el peso de la estructura, por lo que no es posible ver con claridad su forma original. Los terremotos le han causado también daños en varias ocasiones. Su enorme cúpula tiene 56 metros de altura.
El interior de Santa Sofía alberga varios mosaicos figurativos verdaderamente espléndidos. Entre ellos sobresalen el mosaico de la Deesis, otro donde aparece la Virgen con el emperador Juan II Comneno y la emperatriz Irene y uno mostrando a Cristo flanqueado por el emperador Constantino IX y la emperatriz Zoe. En el ábside de la basílica se puede apreciar también un mosaico de la Virgen con el Niño en muy buen estado de conservación.
LA MEZQUITA AZUL
La Mezquita Azul es tal vez uno de los edificios religiosos más renombrados del mundo. Fue construida por el arquitecto Mehmet Aga por encargo del sultán Ahmet I entre los años 1609 y 1616. Debe su nombre al color de los azulejos de Iznik que tan espléndidamente decoran su interior. Cuando fue terminada, la elegancia de la mezquita con sus seis alminares, fue considerada por muchos como un sacrilegio por intentar competir con la arquitectura de la Meca.
LA MEZQUITA DE SÜLEYMANIYE
La mezquita más venerada de Estambul es la de Süleymaniye, o de Solimán el Magnífico. La misma fue construida entre los años 1550 y 1557 sobre las bases del antiguo palacio de Eski Saray mirando con orgullo al Cuerno de Oro. Koca Mimar Sinán, el arquitecto imperial que la construyó, fue traído a Estambul como prisionero desde la región de Anatolia a causa de la costumbre de apresar jóvenes cristianos una vez al año para educarlos en el palacio. Acabó convirtiéndose en una celebridad. Cuando murió dejó el enorme legado creativo de más de doscientos edificios y ciento treinta mezquitas en Turquía.
LA FUENTE DE AHMET III
Estambul es también una ciudad repleta de hermosas fuentes, pero la más bella de todas es la de Ahmet III. Ésta tuvo la suerte de sobrevivir la deposición violenta del sultán, pues la inmensa mayoría de los monumentos construidos durante su reinado, que fue conocido por todos como el período del Tulipán, fueron destruidos de inmediato.
EL PALACIO TOPKAPI
El Palacio Topkapi fue construido por mandato de Mehmet II poco después de la conquista de Constantinopla con el objetivo de ser utilizado como su residencia principal. La edificación se llevó a cabo entre 1459 y 1465, y fue concebido como un conjunto de pabellones unidos por varios patios. Sirvió como cede del Gobierno hasta el siglo XVI. Abdul Mecid I, el último de sus residentes imperiales, estuvo viviendo en Topkapi hasta 1853. Sin embargo, el palacio no fue convertido en el interesante museo que es en la actualidad hasta el año 1924.
El laberinto de dependencias que conformaban el harén donde vivían las esposas y concubinas del sultán es una de las grandes joyas de Topkapi. La belleza de sus estancias interiores y el misterio de las intrigas que las mismas encerraron en el pasado han impregnado su ambiente hasta nuestros días.
Los sultanes otomanos durante sus más de cuatrocientos años de reinado lograron acumular una incalculable colección de tesoros, pero en 1923 con la fundación de la República de Turquía los mismos pasaron a manos del Estado. La mayoría de los objetos expuestos actualmente en el palacio corresponden a la época más gloriosa de conquistas del Imperio Otomano que tuvo lugar durante el reinado de Selim el Severo. Entre las colecciones de mayor interés están las de cerámica y plata, armas y armaduras, vestiduras imperiales, miniaturas y manuscritos, la de relojes y la famosa colección del Tesoro. Además, es de gran importancia el pabellón del Manto Sagrado donde se guardan algunas de las reliquias más veneradas del islam.
EL MUSEO ARQUEOLÓGICO
El Museo Arqueológico cuenta también con una colección excelente de objetos clásicos y del mundo preclásico. En el mismo se encuentra el bellísimo sarcófago de Alejandro que fue descubierto por el arqueólogo Osman Hamdi Bey en la necrópolis real de Sidón en el Líbano. Esta magnífica tumba de mármol se piensa que fue construida a fines del siglo IV a.C. para el rey Abdalonimos. Se le conoce con ese nombre porque muestra la escena de la victoria de Alejandro Magno sobre los persas. En el museo se encuentran otras muchas obras de valor como la copia romana de la cabeza de Alejandro Magno de Lisipo y el elaborado mosaico de Orfeo también del período romano.
EL PALACIO DOLMABAHCE
El Palacio Dolmabahce fue edificado en 1856 por los arquitectos Karabet Balyan y su hijo Nikogos. El sultán Abdul Mecit lo financió con préstamos obtenidos de bancos extranjeros, ya que su construcción se llevó a cabo durante la época de decadencia del Imperio Otomano. Su enorme opulencia es evidente tanto en su exterior como en cada una de sus estancias interiores. La majestuosidad de la Puerta Imperial que era utilizada únicamente por el sultán, la elegancia de la Sala Roja donde éste recibía a los embajadores, la famosa Escalera de Cristal elaborada con cristal de Baccarat y bronce, el Salón Azul que era la sala principal del harén o el hermoso jardín Imperial son sólo algunas de las maravillas que dan testimonio del buen gusto con el que cada detalle del palacio fue concebido. Actualmente, es un museo abierto al público sólo con visitas guiadas.
EL ESTRECHO DE BÓSFORO
Una de las cosas más agradables que uno puede hacer en Estambul es realizar un recorrido en transbordador por el Bósforo. Saliendo desde el puerto de Eminonu y antes de adentrarnos en el estrecho, es posible contemplar desde el barco todos los monumentos más relevantes de la ciudad. Poco después, uno comienza a disfrutar de los bonitos muelles que van apareciendo a ambos lados del camino, de los pintorescos pueblos de pescadores como Yenikoy, Beykoz o Anadolu Kavagi y de fortificaciones tan extraordinarias como la Fortaleza de Asia y la Fortaleza de Europa. El paseo por el Bósforo es, sin duda alguna, una de esas experiencias que resultan absolutamente inolvidables.
Estambul es una ciudad rebosante de cultura y resulta realmente inagotable. En realidad, no creo que sea posible hacerle justicia en un espacio tan breve como éste; pero, aún así, espero que ustedes hayan disfrutado de nuestra visita.
Aquí decimos adiós a Turquía y debemos hacerlo al más puro estilo turco. No se me ocurre una idea mejor que invitarlos a tomar un té de manzana en uno de los atractivos cafés que abundan por todas partes en Estambul. ¿Qué les parece éste a modo de despedida?
Nuestra próxima cita tendrá lugar muy lejos de aquí; nos encontraremos exactamente en el extremo opuesto del continente europeo. Los esperaré tal vez en otro café, pero en esa ocasión estaremos visitando Lisboa, la capital de Portugal y del fado.
Muchas gracias por seguir mi blog.
Hasta muy pronto.
Maravillosa ciudad. Gracias por mostrarla.
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En efecto, Estambul es una ciudad extraordinaria, Stefano. Gracias a usted por su comentario.
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Fantástico, Antonio! Este es el post que yo he estado esperando en silencio desde que comencé a visitar su blog. Muchas gracias por este regalo.
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Pues yo me alegro mucho de que haya terminado su espera, estimada Ana. Gracias a usted por ser siempre tan amable y dejar sus comentarios.
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Antonio, con esta entrada se ha superado a usted mismo. Excelente trabajo, magníficas fotos. Me quito el sombrero.
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Muchísimas gracias, Marcel. Ha sido un post muy extenso. Usted es siempre muy amable y alentador.
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Excelente recorrido por una ciudad mágica. Gracias por este blog que nos acerca a las maravillas de nuestro planeta.
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Las gracias a usted, Tarasia2014, por su visita a casi todas las entradas de mi blog y por el hermoso comentario que ha dejado en ésta. Le mando un caluroso saludo.
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Excelente crónica, Antonio. Estambul es una de mis ciudades favoritas y yo le aseguro que no le quedó nada por decir. Mis felicitaciones!
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Gracias por su comentario, Ewan. Sabe que yo valoro mucho se opinión.
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Un post de los buenos, Antonio. Estoy de acuerdo con usted en que Estambul es una ciudad fascinante, aunque no esté en Grecia. Hehehe…
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Eso es verdad, Demetrius. Lamentablemente no está en Grecia porque en unas horas parto hacia su país. Gracias por su comentario.
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Después de leer esta entrada me apunto a su viaje. A partir de ahora estoy siguiendo su blog.
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Luca, me siento muy halagado. Gracias por su comentario y por comenzar a seguir mi blog. Saludos y bienvenido.
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Me encanta tu blog, Antonio. Tu descripción de Estambul invita a tomar el avión. Gracias y mucha suerte.
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Mil gracias, Iker. No te lo pienses y toma ese avión que no te arrepentirás. Un abrazo.
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Señor Antonio,le doy las gracias por compartirnos este maravilloso viaje por Estambul,me ha gustado su blog,su descripción de Estambul me ha dejado motivada a visitar esa bella ciudad, Gracias
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Muchísimas gracias por su comentario, María Elena. Me da una gran alegría saber que le ha gustado el blog y que mi descripción de Estambul ha motivado en usted el deseo de visitar esa ciudad. Si lo hace, no se arrepentirá. Es mucho más bonita e interesante de lo que yo he sido capaz de presentar. Reciba un caluroso saludo.
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Delicado y bellísimo post. Me falta ir con ustedes…
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Gracias, Zoé. Sí, tenemos que volver a Estambul contigo algún día.
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Pingback: ESTAMBUL, UNA CIUDAD ENTRE DOS MUNDOS. Por ANTONIO RICARDO VALLE | ¡Libertad y Vida! Zoé Valdés Publicación Digital
Bellisimo lugar Estambul y una gran exposicion hecha por usted Antonio, estoy agradecidisimo de esto he disfrutado las fotos y los escritos como si me los quisiera aprender de memoria, en ocasiones con amigos hablamos de hacer unviaje e ir a esta bellisima ciudad pero nunca mostraba interes, no puedo ahora dejar de ir para disfrutar de la extraordinaria arquitectura y cultura de uno de los imperios mas grandes que ha tenido la humanidad, el Otomano. Una vez mas muchisimas gracias
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La Atlántida, muchas gracias por su comentario y, por favor, no deje de visitar Estambul en cuanto pueda. Le encantará.
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Me bebo los elegantes textos de Tony. Todos y suspiro, porque el arte salva.
Gracias.
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Gracias, Frida. Me alegra mucho que te gusten mis entradas.
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Amigo Antonio: excelente descripcion y bellisimas fotos.El mes pasado estuvimos con un grupo de amigos y la verdad que quedamos maravillados de su arquitectura e historia.Tambien visitamos Atenas , Pompeya, Berlin y Lisboa, todas las cuales las he recorrido nuevamente disfrutando de tu blog.
Un abrazo.
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Me alegro mucho de que hayas disfrutado de tu viaje y también de mi blog, Manuel. Muchísimas gracias por tu comentario. Un fuerte abrazo.
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